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Sobre lo que enciende el corazón
Los ideales
A mis fieles lectores:
“Mientras más veces lo haces, más fácil se convierte pero hacerlo es lo difícil.”
Escuché esa frase la semana pasada y me llamó la atención. No sé realmente quién la dijo, creo que la ví en Instagram. Creo que puede llegar a confundir –Lo sé porque se la trate de decir a alguien y sólo me hizo caras de no entender– pero una vez que se entiende ilustra bastante lo que es la práctica y la constancia de una actividad. Existe la teoría de que sólo bastan 10,000 horas para volverse maestro en lo que sea; se puede ver desde varios puntos de vista, un ideal por el que vale la pena luchar y tratar de alcanzar o el ideal imposible e inalcanzable. Prefiero verlo como un ideal bueno por el que hay que luchar pero si lo piensas bien, son muy pocas cosas las que les dedicas 10,000 horas en la vida; son 416 días completos, suponiendo que le dedicas 6 horas eficientes diarias a esa actividad después del trabajo o la escuela requeriría aprox 4 años, pero realmente nadie puede dedicar ese tiempo a una sóla actividad sin descuidar otros ámbitos de su vida. Dedicando aproximadamente 1 hora diaria tardarías aproximadamente 27 años y cacho para ser maestro en UNA SOLA ACTIVIDAD.
¿Vale la pena? me parece que no (depende cuál actividad). Ahora, en otros ambientes descubrí otra teoría que dice que 20 horas efectivas son suficientes para mejorar en cualquier habilidad raspando un nivel de decencia que puede comenzar a despegar a partir de ahí. Es bastante más mediocre pero increíblemente más accesible. Menciono ambas teorías porque quiero hablar de la constancia. Es curioso que yo lo diga dado mi historial del blog el último mes; sin embargo, puedo decirles que sí he tenido experiencia desarrollando hábitos que terminan por arraigar. La idea que me gustaría resaltar de la constancia es el gusto que se puede y se debe desarrollar por esa actividad y cómo aquello se vuelve virtud.
Antes de llegar a la cima uno puede encontrarse abismos, el abismo en esta metáfora es la mediocridad. ¿Qué es eso? en sinonimos.com (página no real) aparecen palabras como medianía, vulgaridad, adocenamiento. Estas palabras hacen referencia directa a algo común o inferior, no me refiero directamente a la persona sino a una cualidad suya por eso pienso que una palabra más precisa para describir lo mediocre en alguien sería pusilánime. Esto según la RAE es la falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas. Aquel que tiene esta cualidad produce mediocridad, sus acciones son resultados directos de la falta de ánimo y valor para tomar decisiones; deberíamos primero que nada preguntarnos si no caemos en esto, la calidad media –lo mediocre– producto de este tipo de visión consigue que caminemos por la vida como si tuviéramos una gran piedra amarrada a los pies y no la pudiéramos ver, por más que quisiéramos correr o saltar se vuelve imposible sin explicación aparente. Muchos podrán decir que debido a que lo contrario son los ideales en mejor ser “realistas” y fijar metas en una realidad asequible, dirán que es inútil perseguir ideales cuando estos son muy altos y sólo en una sociedad perfecta pueden incorporarse a la vida real. Visión deprimente. En mi opinión optar por esta alternativa es conformismo, el alma suele aspirar por lo que realmente vale la pena. Aspirar por lo posible es triste porque lo puedes conseguir y después de hacerlo normalmente no sigue nada ya que llegaste “al límite que tu realidad te permitía”.
Un ideal es bello hasta cierto punto, es la imagen perfecta que sale de la realidad y se mantiene intacta. Es inabarcable, hace un corto circuito con el mundo que tenemos enfrente. Se describe como algo que no existe sino en el pensamiento, en otras palabras, intangible e irrealizable. ¿Por qué lo necesitamos si realmente no se puede conseguir? Es necesario para así saber qué tanto debemos mejorar, es el contraste perfecto con la realidad que nos hace anhelar algo que no está presente pero que podemos intentar construir. Dígase entonces que hay ideales para todo: una sociedad perfecta, una persona, un trabajo, las formas de actuar, trabajar, descansar… Si nos fijamos bien todo en nuestra cultura nos quiere llevar a algún ideal como “vuelvete rico y retirate joven” o “trabaja únicamente en lo que quieres” o “ haz lo que necesites hacer para ser feliz, eso es lo más importante”; a pesar de tantas frases uno necesita criterio para distinguir la verdad de la comodidad y así genuinamente apuntar a ideales que valen la pena. El ideal entonces sirve como mapa dónde el destino no es importante sino los pasos que das en la dirección que apunta. Esto aplica en todos los casos menos en ideales falsos y el único sentido de la vida.

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Por consecuencia tenemos un problema, una visión chata pero accesible o unos ojos que miran más allá de dónde sus pies los pueden llevar. ¿Qué elegir? Creo que Arthur C. Nelson nos da una pista importante sin darse cuenta del impacto de sus palabras, dice “el precio de la luz es menor al costo de la oscuridad”, que podemos traducir a el precio de la lucha por un ideal es menor al costo de la mediocridad. Se pierde menos intentando lo imposible que logrando lo posible. Se gana más apuntando a lo impensable que consiguiendo lo planeado. La llave la ofrece entonces Victor Hugo.
En Los Miserables podemos descubrir el ejemplo perfecto en Jean Valjean. Quién no sepa de qué hablo hágale un favor a su vida, vea la película y disfrute la música. Durante 19 años estuvo mirando su propia suciedad, alzando la cabeza para maldecir a quién lo había introducido en semejante sufrimiento. Durante 19 años no supo sentir nada más que odio, resentimiento y dolor sin sentido. Una vez fuera del yugo de la ley entonces sintió la soledad y la exclusión de todos, el juicio de aquellos que ni siquiera conocía. Eso sucedió hasta que encontró a alguien con el alma magnánima, el obispo Bienvenu lo invitó a mirar más allá de lo que él creía que podía realmente hacer, encontró una razón para encontrar su ideal. Comenzó a vivir conforme a la deuda que este encuentro produjo y no fue hasta que cuida de Cosette cuando realmente encuentra un ideal.
Aspirar al ideal es necesario para vivir plenamente el camino a una meta. Situarse en la realidad es necesario para saber de dónde estamos partiendo. Para Valjean el ideal fue el Amor, para nosotros ese ideal es necesario para alcanzar la virtud porque es motor de nuestras obras. Sin ese motor, la vida se vuelve sosa. Ahora dime… ¿Cuál es tu ideal?
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Nos vemos el siguiente domingo a las 7pm…