Un frijolito aburrido

Sobre lo que es bailar

A mis fieles lectores:                                                             

¿Te has dado cuenta qué para ver crecer un frijolito tienes que esperar algo de tiempo? Si dejas tu frijolito en el algodón en el bote de gerber y te le quedas viendo desde ese momento probablemente no soportarías estar ahí, aunque suele llevar menos tiempo que la mayoría de las plantas no sería posible quedarse mirando fijamente durante más de 1 hora. Te aburrirás. ¿Por qué es diferente ver el frijolito que no hace nada y crece muuuuy lentamente a ver una montaña que no hace nada pero podrías verla el tiempo que te propongas? Es una diferencia sutil cuya razón trataré de explicar.

Podríamos ver durante un buen rato el fluir de un arroyo mientras que no podemos muchas veces poner atención en clase, nos distraemos rápido y nos ponemos a pensar y escribir cosas así. ¿Por qué pasa? Hay distintos tipos de actividades que se pueden realizar mientras estés vivo, que podríamos decir que tienen un grado de valor. Hay más valor en jugar fútbol que en rebotar la pelota con una pared. Hay más valor en escribir un poema que en hacer garabatos. Existe una jerarquía, un orden que otorga prioridad de elección. 

Muchas de las actividades que aparecen en el menú habitual de las personas son aburridas; prácticamente todo lo que hacemos puede convertirse en algo aburrido. Si te detienes un segundo, jalas en freno de mano en tu vida y ves lo que tienes enfrente es posible que llegues a la pregunta ¿por qué hago lo que hago? Observas cómo todo el mundo avanza e incluso corre con prisa por alguna razón. Ese puede ser uno de los peores efectos del sistema en el que vivimos: las prisas. Todo el tiempo prácticamente todos caemos en la trampa, siempre hay algo que hacer, uno puede vivir estresado por eso y estar apurado por los asuntos de nuestra vidas. Eso nos agota. En palabras de Kiyosaki entras a la carrera de la rata, caes en el ciclo vicioso de hacer lo mismo una y otra vez, no puedes escapar porque necesitas de ese proceso para una manutención económica propia. Si tu no te detienes la vida se te puede pasar completamente en esas prisas, es una de las razones que pueden vaciar el sentido de lo que realizamos. Pero entonces ¿hay cosas que no vale la pena hacer? ¡Pues claro!

Las últimas semanas escuché mucho la siguiente frase: “Hazlo, son experiencias”. Si vamos por la vida indiferentes al efecto que tiene en nosotros lo que hacemos entonces probablemente tengamos un mundo interior muy pobre. Aún con prisas, aún con una gran gama de opciones para elegir qué hacer de nuestra vida no se trata de hacer lo que quieras. Si no cuidamos y pensamos lo que estamos haciendo, si pensamos que casi todo vale la pena intentarlo porque es una experiencia entonces cualquier cosa se vuelve justificable y realmente nada tiene sentido. Al final lo importante es sentir y vivir cosas distintas lo cuál carece de un sentido profundo que pueda empapar la vida entera de una persona. Sin embargo, al pesar las distintas alternativas en una balanza de lo bueno y lo mejor; lo que me conviene y lo que no; y por qué elegir cada cosa de acuerdo a lo que soy y lo que quiero entonces se hace más claro el camino que voy marcando bajo mis pies, tengo una dirección más marcada por quién soy. Ahora bien, podría pasar todo el resto del texto mencionando acciones que no valen la pena pero ese no es el punto, sino resaltar que por una variedad de motivos hay acciones inferiores en valor o que simplemente no valen la pena realizar.

No obstante, debemos fijarnos que hasta en la oscuridad de la noche hay luz de luna. Entre todo lo que existe para perder el tiempo, ciertas ocupaciones sí agrandan el mundo interior de una persona. Hay actividades que valen la pena. ¿Cuáles son y por qué valen la pena?

En una conferencia impartida por un profesor que me da clases, mencionó de casualidad este tema. Dijo algo así: Dentro de todo lo que hacemos hay cosas que nos llevan a enfrentarnos con nuestra miseria mientras que hay actividades que llevan a la gloria. En mi opinión, las que llevan a la miseria pueden tener un resultado bueno siempre y cuando se miren bajo cierto lente que nos haga entender esa miseria; en caso contrario no sirven de nada, sólo llevan a la soledad y depresión. Por otro lado, pueden llevar a la gloria por ser un medio para llegar a esa misma gloria o por contenerla en sí misma. 

Me refiero a que una actividad como el trabajo no es más que un camino, un medio, para acceder a la dicha que confiere trabajar, que confiere lo bueno de la virtud que se tiene al trabajar. Es un medio porque uno no lo hace sólo porque sí, lo hace para producir algo más o conseguir un resultado específico; cuando se hace con sentido y virtud uno encuentra esa dicha. Pero hay actividades que siendo buenas, contienen la dicha en sí. Las actividades que contienen la dicha en sí mismas se vuelven eternas y reflejan la belleza que no observamos directamente. Bailar, cantar, tocar un instrumento, hacer arte, rezar, contemplar… todas son ejemplos de lo que quiero decir. Uno podría bailar eternamente, no tiene una utilidad o por lo menos no se hace principalmente por una razón de utilidad sino de inutilidad. Se hace por el gozo, porque vale la pena. Uno ama a través de esas actividades, por eso hay que considerar frecuentemente las preguntas: de todo lo que hago, ¿qué vale realmente la pena hacer? ¿qué tan seguido bailo? ¿cuándo me paro para contemplar el atardecer?

¡Si te gustó compártelo a alguien que crees que le pueda interesar! Me interesa tu opinión así que responde este correo…

Nos vemos el siguiente domingo a las 7pm…