Volvimos, ya era hora...

Lo que es Querer Cambiar...

A mis fieles lectores,

 Cuando uno se conoce uno puede dar una descripción de sí mismo más precisa y sin duda también puede decidir mejor acerca de su propia vida. Cuando les digo que soy comprometido por favor no tomen en cuenta el tiempo transcurrido desde la última publicación, no me gustaría que me recordaran por ese compromiso que busco retomar progresivamente. Como prácticamente todo en la vida y bajo un principio universal del que hay pocas excepciones, “El interés tiene pies” y si una persona quiere desarrollar un hobbie tiene que definitivamente sacrificar algo de tiempo para realmente mantener más que un pasatiempo sino el crecimiento de la propia interioridad.

 

Así pues, a media clase de Excel avanzado a las 9pm de la noche, dedico algo de tiempo entre fórmula y fórmula para desarrollar nuevas entregas que procuraré entregar de nuevo y con una nueva promesa, cada domingo 7pm.

 

Ahora pues, el tema que hoy ata mis manos al teclado para gastar algunas palabras es uno que definitivamente cualquiera puede pensar y desarrollar. No pienso haber encontrado ninguna solución a nada, no hay problema resuelto en mis palabras y creo que es parte de la magia del problema; no sólo puede contener varias soluciones sino que cada una de ellas contribuye a la visión completa de la realidad, querer imponer una sola versión de la historia sería una enfermedad más grande que aquella que presupone el problema. ¿Qué quiero decir con esto? Más allá de un tremendo y complicado trabalenguas quiero que se entienda mi posición respecto a lo que pienso tratar antes de tratarlo para que puedan ponerse mis zapatos y desde ellos juzgar si son su estilo o no, al final no todos usamos la misma talla pero casi todos usamos zapatos.

 

Ahora, después de unas buenas pláticas y de un largo año de lectura, conversaciones y sobre todo crecimiento, el tema que sobrevuela mi cabeza y a veces aterriza es el Querer Cambiar. Son dos palabras pero un solo concepto que puede ser análogo a muchos otros como: Corazón, voluntad, decisión, atrevimiento, etc… Me gusta en especial ese binomio porque es ambiguo y deja una interpretación abierta a cualquier persona, pero al mismo tiempo me deja concretar lo que quiero decir. ¿Por qué queremos cambiar? O visto del otro lado del espejo ¿Por qué no queremos cambiar? Vivimos en un cliché muy peligroso donde la alternativa entre hacer y no hacer parece una decisión absoluta que encierra todo nuestro día a día. “Ve al GYM y cambia tu físico al mejor estado”; “Emprende un negocio y conviértete en tu propio jefe”; “Consigue una pareja que siempre te quiera y te acepte como eres, si no aparece quiérete a ti mismo sin ver hacia afuera”. Parece que la sociedad nos grita que cambiemos, parece que la sociedad nos orilla a ciertos moldes… No me voy a meter en ese tema hoy (la autenticidad) pero si en el que con todos los clichés una persona se da cuenta, aunque de forma parcial, de dónde está parado y dónde quiere o no estarlo.

 

Así pues, todos, absolutamente todos, pensamos en este tema con uno u otro nombre, todos nos preguntamos ¿qué debería hacer con mi vida? ¿Estoy haciendo lo correcto? Edmundo, el firme del grupo, te puede firmar con notario presente que sus decisiones están completamente alineadas a su plan de carrera profesional y su ruta de crecimiento personal.  Aceituno te dirá que no tiene ni idea y enfrentarse a sí mismo en esa situación es aterrador. Ambos pueden equivocarse a la hora de seguir el camino, la impulsividad y voluntarismo por un lado es un cáncer silencioso que mata cuándo es tarde para cambiar, la pasividad por el otro es muerte que necesita estímulo para comenzar a vivir (casi como un zombie). ¿Cuál es el punto medio? Más allá de un plan concreto, el cuál es indispensable; más allá de metas claras, sin las cuales no se tiene rumbo; más allá de sueños propios, que hacen volar tan alto; se necesita el arrebatamiento, como describe D’Avenia, para seguir un propósito. En palabras de una amiga, se necesita una Idea Maestra que sea propia y que por sus características nos convierte en privilegiados.

Es un concepto sencillo pero que nos vuelve arrojados. No solo da dirección sino que crece la cabeza y corazón de quién la tiene. Más allá de algo que obtengo o aprendo es algo que me poseé. Me convierte en otra persona, porque transforma desde su eje más profundo al contagiado del formidable propósito. Ese arrojamiento es lo que define el querer cambiar, cuando se transforma el corazón (sin convertirse en impulsivo o pasivo) en ese arrojamiento girando alrededor de la idea maestra una persona consigue un genuino querer cambiar. Esa idea maestra me parece que la podemos llamar de muchas formas como las que ya mencionamos pero el traje que más se ajusta a su medida es Vocación. Ahora bien, nunca se podrá ser poseído si no se tiene el Querer Cambiar. Por eso cuesta entender que a pesar de que todos pueden tener una vocación no todos realmente viven conforme a los requisitos que necesita el interesado para conseguirla. Aunque todos tengan intención se requiere de ambos componentes, la idea maestra y el arrojamiento; uno alimenta al otro y viceversa volviendolos complementarios y necesarios. 

Aunque todavía caben muchas palabras para pensar este tema y aunque no se llegue a una en esta edición me parece que me acerca junto contigo a entender un poco más lo que vemos a nuestro alrededor. Tanta falta de arrojamiento e ideas maestras. Tan molesta pasividad y tan engañosa impulsividad. Pocas brújulas realmente funcionales y pocos nortes verdaderos. No hay una sóla respuesta pero uno debe tomar postura ante posible tibieza de posición o posible mediocridad de ideas. Si te encuentras ahí, no te preocupes, tiene solución… pero depende de ti salir de ese hoyo.

Me interesa tu opinión así que responde este correo…

Nos vemos el siguiente domingo a las 7pm… 

Nuevas promesas, nuevas entregas, misma esencia.